Esta vitrina, aunque inicialmente muy bonita, resultaba demasiado oscura. Para transformarla, se le dio un nuevo aire rústico pintándola en un elegante color verde, complementado con una pátina de cera blanca que realza los detalles y aporta un acabado refinado. El interior se pintó en un tono blanco roto, creando un contraste suave que destaca el verde exterior. Algunas piezas fueron cuidadosamente decapadas hasta su estado natural, añadiendo un toque de elegancia y distinción que realza su carácter único.