Este reloj de Ikea, que iba a ser desechado tras una mudanza, fue rescatado y transformado en una pieza única. Tras mostrárselo a una clienta, se emocionó con la idea de personalizarlo y enseguida encontró el estilo que quería. Comencé el trabajo con mucho entusiasmo.
La clienta deseaba incorporar puertas, así que decidí añadir hasta una pequeña llave. Para dar un toque especial, realicé un estarcido con relieve, utilizando un stencil.
La esfera original fue cambiada, y el interior fue pintado con un efecto piedra, utilizando un producto especializado para dar textura y profundidad. Añadí molduras decorativas de madera para darle más carácter y detalle.
El acabado final se hizo con pintura Chalk Paint en dos colores: blanco y lino. Luego, apliqué una pátina con varias ceras, y logré un efecto envejecido en algunas zonas utilizando la técnica del craquelado.
Para darle un toque más elegante, añadí una moldura de madera a medida en la parte inferior. Finalmente, busqué libros antiguos para los estantes. Aunque costó un poco encontrarlos, tras recorrer varias librerías, pude dar con los ideales.
